Es importante bajarle el ritmo a nuestra vida, de manera que podamos encontrar tiempo de calidad para disfrutar. Los pequeños momentos que compartimos sin deber ni tensión, escuchando e intercambiando ideas, sentimientos y vivencias, aumentan y refuerzan la calidad afectiva de nuestras relaciones. El tiempo que invertimos en hacer las actividades que disfrutamos, es una fuente de relajación, bienestar y felicidad.