Las abadías francesas, que alguna vez fueron sedes del culto cristiano, suelen tener historias sorprendentes. La abadía de Fontevraud, en el antiguo ducado de Anjou, se convirtió en una prisión después de la Revolución Francesa. En Alsacia, la abadía de Mont Sainte-Odile es famosa por su agua de manantial supuestamente milagrosa. Y en las afueras de Montpellier, los visitantes de la abadía de Valmagne aún pueden ver los barriles que alguna vez se usaron para almacenar miles de litros de vino.